MURIÓ A LOS 74 AÑOS UNA GLORIA DEL CINE ARGENTINO, LEONARDO FAVIO. Q.E.P.D

Su filmografía admite varias lecturas de contraposición. Una primera
etapa, hasta mediados de los 70, no sólo de calidad sino profusa. Una
segunda, en los últimos años, con filmes más espaciados y de larga
producción. También se puede pensar en su primer cine como marcado por
el intimismo y el blanco y negro (Crónica de un niño solo, por ejemplo); y en sus siguientes películas como una explosión de colores y vivacidad (Juan Moreira, un clásico).
También
fue actor. Desde ese lugar empezó a forjar su vínculo con el cine y
estrechó la mano de su principal padrino, Leopoldo Torre Nilsson, con
quien filmó películas como La mano en la trampa, El Secuestrador.
La relación con el prolífico cineasta era, como casi todo lo que
emprendía, pasional: Graciela Borges contó alguna vez que en el rodaje
de Fin de Fiesta se agarró "a piñas" con Favio porque le dijo que no le gustaba una película de Torre Nilsson.
Su principal hito en la pantalla grande fue Nazareno Cruz y el lobo,
un fenómeno irrepetible de taquilla que convocó a casi 3 millones y
medio de personas en los cines. Pero antes y después realizó películas
que dejaron huella en posteriores generaciones de cineastas.
Como Soñar, soñar, por ejemplo, que fue estrenada poco antes del golpe de Estado de 1976 y duró pocos días en cartel por su contenido político. Luego llegó el exilio.

Es que su cara política tuvo alta exposición con el peronismo, pasión que volcó en su documental Perón, sinfonía del sentimiento.
Fue un artista militante y se enojaba con lo que él mismo definía como
"disfrazados de peronistas". Su voz quedó adherida para siempre a ese
preámbulo de la violencia política en la Argentina que fue la masacre de
Ezeiza. Favio era el animador oficial de la trunca recepción a Juan Domingo Perón en junio de 1973.
Su nombre quedó grabado también en la música popular. Pero con la música tenía una relación basada en el agradecimiento respetuoso. "Me permitió vivir con dignidad", sostuvo en una entrevista.
Tuvo hits como "Ella ya me olvidó" y "O quizás simplemente le regale
una rosa". Y con "Fuiste mía un verano", con sus versos "Cada piba que
pase / con un libro en la mano / me traerá tu nombre / como en aquel
verano" entró definitivamente al cancionero argentino.
En agosto
de este año, a pesar del agravamiento de su salud, tuvo una última luz
pública cuando la Cámara de Diputados le otorgó el Diploma de Honor
'Presidente Néstor Kirchner' por "su trayectoria artística y sus
convicciones intransferibles".
Sus anteriores apariciones con cierta asiduidad se habían dado durante el proceso producción de Aniceto,
de 2007, su película final y relectura en clave de ballet
cinematográfico de un clásico propio de 1966. El filme arrasó en los
premios Cóndor de Plata. Sumó nueve, incluyendo los de mejor filme y
mejor director.
Su siguiente proyecto, demorado e inconcluso, iba
a llamarse "El mantel de hule". Como una definición de sí mismo, el
título partía de unas declaraciones suyas en las que se
confesaba incapaz de contar cómo se ponía una mesa en alguna mansión de
la avenida Figueroa Alcorta. Pero afirmaba que sí sabía narrar la mesa
del mantel de hule. Fuente:Clarín