La glicemia se define como el valor de los niveles de azúcar
presentes en un litro de sangre. La azúcar que se mide proviene de los alimentos
que son ingeridos por el propio organismo, particularmente los carbohidratos.
Este nivel de azúcar o glicemia es nivelada por varias hormonas, pero sin duda
la principal es la insulina secretada por el páncreas. El azúcar es
trascendental para el desarrollo de las funciones del organismos, pues es una de
las fuentes energéticas más importantes. El cerebro y los glóbulos rojos, por
ejemplo, dependen totalmente de la glicemia para poder cumplir efectivamente sus
roles en el cuerpo.
A continuación, el proceso detallado de la digestión de los
azúcares Luego de haber ingerido alimentos, una parte de la glucosa se convierte
en glucógeno, el que posteriormente es almacenado en el hígado y los músculos
esqueléticos. El hígado decompone este glucógeno para luego liberarlo a la
sangre, en caso de que los niveles de azúcar bajen. Si los niveles de azúcar son
mayores a los requeridos, se almacena en triglicéridos para posteriormente
ocuparlos como fuente energética. Si los niveles de azúcar son menores a 30
miligramos por decilitros se considera una hipoglicemia, en donde por lo general
se comienza a experimentar sensaciones de fatiga e incapacidad física, por el
contrario, en el caso de que supere los 300 miligramos por decilitro se estría
hablando de una hiperglicemia, en donde el enfermo tiene síntomas de confusión,
pérdida de la conciencia la que incluso, en un caso extremo, podría desembocar
en la muerte.
La insulina, como se mencionó anteriormente es la principal
hormona reguladora de los niveles de azúcar en la sangre. En el caso de que el
páncreas (órgano secretor de insulina) no produzca una cantidad suficiente de
insulina para la cantidad de azúcar presente en la sangre se estaría hablando de
diabetes.
Esta enfermedad, tiene como característica principal el
déficit en la producción de insulina por parte del páncreas, y por ende, en una
persona diabética, por lo general sus niveles de glicemia en la sangre en ayunas
superan los 126 miligramos por decilitro. Este exceso de glucosa circulando por
la sangre produce desórdenes en todo sentido, y por ende las células no pueden
utilizarla de una manera adecuada. En esta enfermedad existen distintos niveles
de gravedad, y asimismo varía el tratamiento. El tratamiento no consigue cura,
sólo mantenerla estable. Sin embargo si el enfermo no trata su diabetes, las
complicaciones serían muy serias, como por ejemplo, ceguera, infarto, pérdida de
la sensibilidad, alteraciones neurológicas, entre otras.