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Viña Del Mar 2011


PRIMER DIA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -LUNES-
 
 
Con la voz intacta y de riguroso blanco, el brasileño arrancó con “Emociones” y “Qué Será de Ti”, sin alterar su característica expresión sufriente ni moverse de su punto fijo en el centro del escenario. Temprano en el repertorio llegó el único gran quiebre de la noche, cuando se acomodó una guitarra electroacústica para entregar una bella y delicada versión de “Detalles”. Luego, ya absorto descifrando las exquisitas letras de sus baladas leyendo un monitor, interpretó “Lady Laura” y “Propuesta”, hasta que la inoportuna intervención de los animadores interrumpió “Cóncavo y Convexo”. Sólo un tipo curtido como él podía tomarse la licencia de empezar tres veces el mismo hit frente al Monstruo. 
 
En el cierre hubo tiempo para el karaoke de la galería con “Jesucristo”, “La distancia” y “Amigo”. El remate con “Un millón de amigos” se estiró algo más de lo que el espectáculo aguantaba, con El Rey repartiendo flores al palco de jurados, tomándose largos minutos que pudieron servir para las faltantes “Amada Amante” o “Amante a la Antigua”.


 
la mexicana ha ido encontrando en la balada un nicho cómodo y más rentable. Parte de esa variedad se vio anoche en la Quinta Vergara. La rubia arrancó energética con “Baile Caliente”, utilizando visuales de gran parecido a las de la última gira de Minogue y enfundada en un traje dorado que emulaba el de un soldado romano. Tras las más reposadas “Amiga Mía” y “Todo mi Corazón”, se cambió de ropa para acoplarse a su cuerpo de baile en “Hombres al Borde de un Ataque”.

A esas alturas una Quinta Vergara semi adormecida (el show comenzó a las 2 de la mañana) era testigo de un espectáculo que merecía un mejor marco, con Yuri derrochando energía, simpatía. NOTA:DANIELVEGA-CHV


SEGUNDO DIA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -MARTES-
 
 
Hace exactamente un año, Américo dejó con la boca abierta a Leo Rey en la Quinta. La imagen graficó una realidad: su show era de gran factura y el entonces cantante de La Noche quizás intuía que lo que ellos tenían preparado para el día siguiente no era tan potente.

  • Anoche el ariqueño repitió la dosis. En perfecta comunión con su banda, entregó un espectáculo que podría pararse en cualquier escenario sin complejos. Los quince primeros minutos de show sin pausas prueban que su carrete es de verdad. Américo marca los tiempos, distribuye su repertorio con criterio y habla sólo cuando es necesario. Y sin quejarse ni emocionarse falsamente. El tipo sabe que está ahí porque se lo merece y opera con la comodidad de quien tiene el público en el bolsillo.

    Sin grandes novedades extramusicales con respecto al show del año anterior, su mayor progreso está en el desplante. Porque hay que ser valiente para cantar “Murió la flor” de Los Ángeles Negros sin desteñir (aunque todavía sonó más cerca de la original que de una versión propia) o para cerrar el espectáculo con una de las lluvias de papel picado más apoteósicas que se recuerden sin parecer un bravucón.
    A estas alturas, el repertorio da un poco lo mismo. Con toda la parafernalia, Américo sigue pareciendo y sonando profundamente chileno. Y eso el público se lo agradece, a ratos, con demasiada benevolencia, pero lo concreto es que por ahora no hay ninguno como él.
    Daniel Vega


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    Lo primero que encanta al escuchar un disco de Aventura es el sonido. Es una mezcla novedosa, atractiva y única de bachata con elementos de pop y música negra. Lamentablemente, esa gracia queda relegada a un segundo lugar en el espectáculo en vivo.

    Precedida de una fuerte venta de boletos para su show en el Bicentenario de La Florida y con la amenaza de un receso (se supone que el concierto de Chile es el último en un tiempo indeterminado), la banda del Bronx llegó a la Quinta Vergara como el gran acto de la noche de ayer. Arrancaron con toda una puesta en escena para el ingreso del cantante Anthony Romeo Santos que, para ser justos, tiene más de frontman que de vocalista en sí. Porque lo suyo es dirigir el espectáculo, animar a la gente, ponerla a cantar como en un karaoke y dejarla pidiendo más.

    Eso no tendría nada de malo si no fuera porque su voz está muy por debajo del estándar (incluso el de sus propios discos) y el show de variedades se pasa tanto de revoluciones que termina resultando plástico y poco emotivo para quienes no son fanáticos. Sus letras de amor loco y sufriente se tornan azucaradas, mientras Lenny, Henry y Mark Santos (los otros músicos de la banda) empiezan a parecer pintados haciendo piruetas en guitarra y bajo delante de un puñado de sesionistas ubicados detrás.

    Aventura tenía repertorio y un sonido particular para haber evitado hablar de “la mujer chilena” y desatar el griterío con frases para la galería. Si sólo de eso se trata, lo hacen fantástico. Pero como dijeron que eran los primeros en hacer bachata en la Quinta (se les adelantó Juan Luis Guerra), quedaron debiendo más canciones y les sobró show calcetinero.
    Daniel Vega


    TERCER DIA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -MIERCOLES-

    Cuesta creer que a un tipo con la experiencia y popularidad de Marco Antonio Solís se le haya olvidado un gran detalle: que el Festival de Viña es, además, un show de televisión. Aquello que parece tan simple y hasta ventajoso en algunos casos en términos de impacto, acá jugó en contra de El Maestro.

    Los tiempos han cambiado y ahora basta con presionar unas teclas para encontrarse en YouTube con los registros del mexicano en 2005 y 2008. Las similitudes son impactantes. La introducción orquestal, el clásico video que lo presenta en gira, su ingreso desde el centro de sus músicos, su facha imperturbable de romántico misterioso y sus alusiones religiosas siguen ahí como las repeticiones de un mantra. Sus canciones más memorables también (“Si te pudiera mentir”, “O me voy o te vas”, “Si no te hubieras ido”).

    El problema es que Solís no se da por aludido y despliega sus trucos como si fuera la primera vez, tal como debe hacer en su desfile por los escenarios más importantes de Latinoamérica. La diferencia es que acá lo vieron en la Quinta y por la televisión. Y por lo mismo, el plato ahora sabe cada vez menos sabroso.


    ¿Qué lleva a la organización del festival a traerlo otra vez? Probablemente su impacto innegable, su identificación con el sentimiento popular chileno y su legión de “damitas” fieles. Pero más allá de eso, no hay apuesta ni riesgo, sólo efectividad. Daniel Vega

    Después de haber visto cómo René Pérez (Residente) logró meter retazos de nuestra propia cultura popular en el show de Calle 13 (con Inti Illimani Histórico, Camila Moreno y hasta Chancho En Piedra como invitados), quedó claro que debieron ser el indiscutido número de apertura anoche en la Quinta Vergara. El factor chileno era quizás lo único que le faltaba a la coctelera portorriqueña para convertirse en el boom popular del momento.

    Variados, filosos y festivos, superaron rápidamente las altas expectativas que ya habían generado en la previa con un show sin pausas y cargado de consignas. No sólo hay en Calle 13 una riqueza musical envidiable (rock, hip hop, ritmos latinos, reggae y más), también voces que dicen mucho más de lo que cantan (Ileana Cabra, hermana de Visitante y segunda vocalista, tiene un registro de alto impacto). Y aunque a ratos muchas de esas frases suenan a protesta repetida (contra la industria discográfica, el reggaetón, Estados Unidos e incluso Wikipedia), la mezcla con letras ingeniosas y juguetonas cuaja perfectamente.


    No cualquiera arma una fiesta de esas proporciones hasta las 4 de la mañana y acá quedó de manifiesto que un buen show se gana su espacio pese a las adversidades del formato. Con el permiso de Sting (que aún no le ha tocado su turno), hemos visto probablemente el mejor espectáculo del Festival 2010. Daniel Vega


    CUARTO DÍA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -JUEVES- 
    Silenciosamente, Chayanne se ha convertido (junto a Miguel Bosé) en el tipo que más veces se ha presentado como artista en el Festival de Viña. Y si no lo ha parecido (Juan Gabriel, por ejemplo, suena más repetido) es porque su evolución ha sido tan dramática que cada vez le vemos una cara distinta.

    Y el portorriqueño confirmó lo que ya todos sabíamos: que es un showman a toda prueba. Como si ofreciera una vista cronológica de su carrera, partió bailando como en 1988, cuando se subió a la torre de iluminación cantando “Fiesta en América”, prosiguió con las baladas y terminó como artista pop completo, con el público femenino a sus pies y el aplauso general del resto.

    La apuesta no fue fácil. La agitación del baile de sus temas más encendidos no le permitió cantar correctamente y descansó con frecuencia en sus coristas. Incluso en algún momento de “Provócame” dio la impresión de tener alguna pista vocal de referencia, asunto que no empañó su presentación. En las baladas se reivindicó cantándole a una Quinta entregada sin frases de excesiva zalamería, sino más bien agradecido.

    Donde más se notó su humildad fue sobre el final, cuando Rafael Araneda -para evitarse problemas- lo quiso despedir argumentando que el cantante no tenía nada más preparado. La sonrisa amable del artista dejó en evidencia que no era cierto. “El público ordena y yo obedezco”, dijo como si nunca hubiese dejado de ser simplemente Elmer Figueroa. La gaviota de oro, con toda justicia, ya era suya. De un trabajador. Daniel Vega

      
    Con menos lugares comunes que el resto de los reggaetoneros que han pasado por la Quinta Vergara, Pitbull intentó mantener viva la llama de un ritmo que este año dejó de ser protagonista en Viña. Pero sin los códigos ostentosos y a ratos agresivos de Daddy Yankee, Don Omar, la empresa se ve dífícil. Porque su estilo tiene más que ver con el pop negro estadounidense que con el reggaetón en sí mismo.

    Su música asoma como una pegatina posmoderna con retazos de aquí y allá, como citas a Black Eyed Peas, Nirvana (arrancó con un sample de “Smells like teen spirit”) y los australianos Yolanda Be Cool (responsable de esa canción bailable suyo coro dice “Pa-panamericano). Es pop de discoteca en el más amplio sentido, pero más allá de ser bueno para una fiesta es muy difícil de llevar a un show en vivo.

    Pitbull (estadounidense de sangre cubana) no es un DJ ni un MC. Tampoco tiene una banda atractiva, grandes recursos visuales o un sentido del humor latino que tanto parece gustarle a la Quinta (“Watagatapitusberry” es un gran chiste para los gringos). Por eso flaquea, porque a la larga se hace monótono para la mayoría y desconocido para los amantes del reggaetón.

    Al final del día, su idea es una de las más frescas, pero probablemente no era el show ideal para el festival. Más bien, Pitbull parece un animador, el tipo buena onda que nos arma la fiesta en la discoteca, un lugar bien distinto a la Quinta Vergara. Daniel Vega


    QUINTO DÍA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -VIERNES-
     
    "La poderosa muerte" suena ante una calma Quinta Vergara, que sigue con atención los acordes de la canción de Los Jaivas. "Valparaíso", con la voz e imagen del "Gato" Alquinta es su manera de retomar la presentación

     
    A pesar de la parafernalia y la magnitud de su espectáculo, Sting ingresó relajado, simple y seguro al escenario del Festival de Viña donde brindó un sólido show repleto de los éxitos que ha tenido en su carrera solista y junto a "The Police".
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  • Con "If I ever lose my faith in you", el músico británico abrió los fuegos del show en el que agradeció constantemente el desempeño de la Orquesta Sinfónica de Chile, que lo acompañó sin errores en la interpretación de temas como "Roxanne", "Every little thing she does is magic" y "Every breath you take".

    Sin duda uno de los momentos más emotivos de la noche se dio con la canción "They dance alone", el clásico tema dedicado a las madres de los detenidos desaparecidos y asesinados de la dictaduras de Chile y Argentina y que fue interpretado especialmente en Viña, ya que no estuvo nunca incluido en la gira que ha realizado el artista británico con este espectáculo.

    Acompañado de una bella corista y su banda, Sting demostró que a sus 59 años de edad goza de un fuerte atractivo y carisma que lo hizo hasta bailar en el escenario.

    Además de lucir una voz en perfectas condiciones, el músico demostró sus dotes en la guitarra clásica y eléctrica, lo cual a lució a la perfección gracias a la excelente interpretación de la Orquesta que fue dirigida por Steven Mercurio, quien ha acompañado al músico en toda la gira.


    Aunque había confesado en la conferencia de prensa que no conocía los premios que se entregan en el festival, Sting se fue con la Antorcha de Plata, Antorcha de Oro, Gaviota de Plata y la "excepcional" Gaviota de Oro, cerrando el show con el clásico de "The Police", "Message in a bottle". Mariana Callejas



  • SEXTO DÍA EN LA QUINTA DE VERGARA CHILE -SÁBADO FINAL-

    VILA DEL MAR.- Ha pasado largo tiempo desde que Alejandro Sanz despuntó cantando canciones de amor con guitarra flamenca y, a decir verdad, se nota mucho. En su caso, el paso de los años está lejos de ser un aspecto negativo. El tipo ha sabido salir de su muy dominado nicho a pelear en un campo bastante más competitivo, como es el rock pop adulto.

    Acompañado de una banda de conformación rockera, el español entregó anoche en la Quinta Vergara un concierto sólido, aunque sin grandes pretensiones ni aderezos innecesarios. Teniendo claro que no tiene una gran voz (ni tampoco la estampa del típico frontman), Sanz optó por colgarse la guitarra (eléctrica primero, electroacústica después) y desenfundar sus éxitos de a poco.

    Antes de la media hora ya se había sacudido de “Corazón partío” y con eso tuvo espacio para mostrar que más allá de las baladas, es un ducho en las seis cuerdas y su nivel de composición está por sobre el promedio (“Quisiera ser”, “Mala”). Sobrio y sin apelar al recurso fácil de halagar a las mujeres presentes (acaso lo peor del pobre show de Carlos Baute), su repertorio fue creciendo hasta llegar al pop suave e internacional de “No es lo mismo” y “Looking for paradise” (acompañado por una vocalista de color invitada).


    En 110 minutos, Alejandro Sanz no hizo magia, pero dejó la impresión de que su música se ha expandido y que su dominio escénico está más allá del recurso barato y las frases para la galería. Un show correcto que dejó contentos a los fans y a los pocos que miraban con recelo.

    Daniel Vega

     
    Noel Schajris cautiva a la Quinta con los éxitos de 'Sin Bandera'
    El cantante argentino, ha tenido un caluroso recibimiento por parte del "monstruo", quien ya lo hizo merecedor de la antorcha de Viña.
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